lunes, 1 de diciembre de 2008

El garabatero

Es mala gente.

Y encima vive del cuento.

Visa para insultar a destajo cada día que ni siquiera supo utilizar.

Fue el genunido creador de un estilo; el estilo "flovias". El dirá -o sus palmeros (género en el que el descolló precisamente)- que se trataba de pinceladas certeras y afiladas, a modo de greguerías -aquel subgénero literario creado por un sobrevalorado pseudo literato cuyo nombre afortunada y significativamente he olvidado (excepto que era "Ramón")-; pero más bien eran pedos y eructos impresos, adocenados y desagradables dispuestos en ristra deslavazada y odorífera.

Obra coral generada al abrigo de pesadas digestiones y cogorzas, entre almax y carajillos de amazonas. No solo insultos anónimos -que no socapaba ni siquiera un legítimo pseudónimo-, sino una cobarde obra coral a modo de aullido de manada. Dentro de la cual uno se siente muy valiente, ciertamente.
En una semanario eufemísticamente intitulado como de "información y cultura" aparecía ese monumento a la estulticia.
Su transfusión a una publicación seria -aunque como milagro de la naturaleza ellos lograban sin el coordinador hilvanar aun alguna ristra de colgajos-, y a dosis diaria, evidentemente derivó en fracaso. Aparte el despojo de la vestidura, el pecho descubierto si bien engendraba sana moderación también evidenciaba vacío total.

Fue curioso ver disminuir su frecuencia: su incremento de espacio de interlineado, el doble espacio, la sangría más a la izquierda, la viñeta, etc... hasta desaparecer diluida en el mar proceloso de garabatos que es ahora.
Poca diferencia, solo tipos de imprenta, garabatos nerviosos y vacuos siempre.

Frágil cual erecto dique adorado y clamado a merced del mestral.

Pero ahí está y sigue dando el callo.

El descarado garabatero, superando absorto e indeciso estos avatares que alteran y azaran su rostro de por si demudado.

Genuino entre todos el garabatero. El señor de los diques.

A él y su obra iran dedicadas muchas lineas.

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