Y sobre la alevosa agresión a los tímpanos que el Ayuntamiento -abandonado a su suerte definitivamente- tiene el honor de regalarnos.
Luego pretenderán hacer cumplir no que sabe que ignota ordenanza tras meticulosa medición sonométrica realizada con estrambóticos aparatos.
Pero hoy por las calles podía pasar una orquesta y no se la hubiera oído tal era el estruendo atroz que expelía la megafonía municipal -dispuesta de un modo que levemente recuerda otros tiempos de arenga y homilía cotidiana-. Chunta, chuna. Clinc, clinc. Gastad, GAstad malditos!!
Y a Belén va la burra rin rin. Con las muñecas de famosa en minifalda, el almendro que no se cansa de volver a pegar el palo anual y la pijería barcelonesa entrechocando sus copas de Codorniu sobre las cubiertas de lujosos yates en las antípodas.
Pero lo peor son las versiones pop o flamenco pop del chocolatillo, el burrito mañanero y la virgen peinándose entre cortina y cortina.
Al menos calma mi furor la amable visión de los peces bebiendo y bebiendo en el río: los pobres pececillos naranja de la mancillada fuente de la explanada que habrían encontrado refugio.
El granero se suma como nadie a la absurdia de estas fiestas.
lunes, 22 de diciembre de 2008
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