Hago mío dicho afortunado calificativo que algún sagaz comentarista trajo a colación.
Y ahora con falsa insolencia -por cuanto que saben que hoy más que nunca impera el desgobierno y es muy fácil hacerse el chulo- la Aurora ha "redimensionado" su tinglado ilegal. Su acogedor invernadero donde incluso los viejecitos, y sin necesidad de carajillo hallan calorcillo para echar sus partiditas de naipes. Y puede llover o granizar ahí afuera que ellos están a refugio en su tinglado de la plaza de la Aurora, en el bar del mismo nombre que nunca ni en sus rincones más recoletos había resultado nunca tan acogedor.
Y cuatro pizarrones descomunales, chuscos, colgados del tinglado, bien garabateados ofrecen ímpúdicos su mercancía de saldo al atónito transeunte cual chiringuito playero en pleno més de diciembre. Anunciando el pescado del día, siempre variado: panga, fletán, halibut y, como novedad, la limanda.
La desfachatez de la Aurora. El magno ejemplo de la política del primo concejal que se practica en el granero.
miércoles, 17 de diciembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario