Ciertamente patetica y servil fue la contraportada de ayer del hacedor.
Menuda forma de rematar una edición del diario estrictamente local, graneril: las lechonas de Nensi y el clan de la aurora boreal.
De todas maneras, en otra circunstancias lo cierto es que pudiera resultar un tanto entrañable el reportaje, puesto que podría hacer recordar aquellos años mozos que nunca volveran en los que al no poder permitirse uno gastar la burrada para ir a cenar el día de fin de año con la basca a algun restaurante -poco apetecía tampoco dados los fines y objetivos de la velada-, siempre quedaba el recurso necesario a la lechonas de la Aurora; el mejor recurso (el más económico: una verdadera labor social que acercaba y dignificaba el fasto de la celebración para todos los bolsillos y condiciones -había años que inclusive, en su proverbial magnanimidad, regalaban el cotillón): las cuales entre matutanos onduladas, cacahuetes y demás pedralla 007, aceitunas "el serpis" conformaban un mullido y necesario "cuxi" para abordar -a veces no se llegaba a tiempo-, o mas propiamente contener, la interminable ristra de botellones recien adquiridos del diskont que acompañan necesariamente la noche más guerrera del año. La noche deseada.
Vemos que, y ello es lo que decididamente, si, hace entrañable el reportaje, al día de hoy, las lechonas de Nensi siguen siendo la materia prima base que cimenta una una buena castaña; acaso, y en ello la tradición se mantiene, la más importante del año; y la solidez y consistencia de tal materia prima, permite a muchos resistir hasta última hora con reservas necesarias para el último cuarto y la anhelada prórroga. Siendo bagaje necesario de su éxito o fracaso. De su logro exitoso o su conato o tentativa
Vaya, que los románticos recuerdos imborrables -a veces por desgracia- en oscuros y recoletos rincones de la ciudad embriagada, junto un improvisado bufet libre, muchas veces en buena medida han sido posibles gracias a las lechonas de Nensi.
Otros, en el momento cumbre han zozobrado estrepitósamente por falta de reservas gastricas poseidos por el alcoholo discurriendo sin medida que una buena lechona contribuye a absorber y reposar.
Lechonas de Nensi. Entrañable carne de batalla.Otra cosa es que sus consumidores puedan o sepan apreciar todo el amor y cariño puesto en su cocción.
Cierto es que los chavales encuentran sustitutivos para aguantar pero nada más sano que las lechonas que nos ofrecen magnánimos este entrañable clan.
Desde aquí, sin tapujos os animo a adquirirlas como complemento y acompañante necesario de la cogorza de fin de año -junto con el Almax y el omeoprazol, ya sabéis-.
Patética contraportada del Hacedor en todo caso.
sábado, 27 de diciembre de 2008
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