martes, 30 de diciembre de 2008

700 lechonas (para una noche petarda)

Para acompañar la noche mágica. Sabia decisión sin duda de la concienciada ciudadanía. Enhorabuena al empresario que sabe anticiparse a sus necesidades.

Síntomas de crisis que no obstante no logran disuadir al personal de pillar la gran cogorza que sembrará de vómitos, variopinta papelería verbenera, pitos de matasuegras y cristales de botellas rotas las socorridas calles del granero acostumbradas y hechas a todo -y que no obstante saben como pocas dar un toque de distinción, ser solemne telón de fondo de cualquier trapacería y astracanada-; permitiendo no obstante aún, entre el maremoto y el tráfago, entre artilleria de petardeo, apañar recoletos rincones entre la rasca que sabrán calentar bien unos excedentes de cava y marie brizard y hacer confortable el abrazo y escarceo entre imberbes debutantes.

Mañana es día importante en esta ciudad del alcohol idólatra.

Tregua invernal necesaria a la cotidiana represión.

Que rulen ya los petardos. Que sean de "ele".

Noche que por desgracia en muchos caso tendrá colofón entre el fango del guetto portuario tras tumultuaria trifulca en que uno se ve envuelto para separar, sin comerlo ni beberlo, o bien en urgencias para remendar una ceja, recolocar tabique nasal, con obsequio añadido de omeoprazol y almax con que gentilmente el personal sanitario agasajará al personal; o bien también en urgencias a por la pastillita norlevo, que no se preveía que el debut pudiera ser tan triunfal y se ahorraron precaciones; y no se supo contener la incontinencia.

Historias del granero. Historias esta vez de casi todos los lugares, hay que reconocerlo.
Porque a los genuinos mañana, que igualmente se harán notar, deberán no obstante mantener el arrobado tipo en lujosos salones embutidos de frac o de chaqué con pajarita y con colofón chocolate con churros y orquesta veterana pagada por horas tocando boleros para bailar agarrao... de la parienta.

Ya llegarán sus ocasiones. Su tiempo genuino. El de los pantalones amarillos y el pecho descubierto.

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