Tienen suerte. El tiempo siempre está de su favor.
De buena mañana me ha sorprendido ver el gallinero de la Aurora abierto -manteniendo eso si un reducto recoleto adecuado a la ambigüedad de las horas, donde efectivamente algunos despistados estaban desayunando-.
Penaba que eran mínimas labores de mantenimiento a modo de necesaria y saba aireación del espacio tan herméticamente cerrado.
No era así. Aprovechando la coyuntura de la climatología -en cualquier tiempo necesario a su favor- y a falta de tiempo para agrandar la infraestuctura -que no de ganas- han aprovechado para meter un par de filas y columnas más de mesas y sillas -aparte de apretujar las existentes-.
Hoy es de los días importantes. En que cuando lo feligreses tras haber perdido media horita de pie en los pasillos para ir a misa a celebrar la buena nueva toman el establecimiento en pos del tradicional vermut.
Y efectivamente, enter un tufo a fritanga que tomaba la plaza del mismo nombre, las delicias y rabas de calamar La Caldera flotaban crepitantes en fuentes, platos y bandejas, y entrechocar de platos y cubiertos cual, a modo todo ello de orquesta que desde su solemnte atril el acomodador parecía dirigir con sabia mano.
Desde aquí valta mi denuncia a la autoridad competente por el exceso de ocupación.
Aunque más bien esta tarde iré a asar boniatos y castañas en el centro de la plaza.
Gratis para todos.
Desvergüenza y desfachatez soberana la de este establecimiento al que honran con su presencia las más señeras personalidades.
Salvo el pantalones amarillos y la vasca; y los chavales que andaría durmiento la mona.
Por cierto, buen lugar el gallinero para tal menester (dormir la mona).
jueves, 25 de diciembre de 2008
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