Aunque una voz pregrabada deje oirse los lunes en la genuina delegación local de Radio Sotana.
(que entre soflamas, peroratas y psicofonías contamina el aire pretendidamente puro de esta isla, reserva y reducto de tantas esencias inmarcesibles).
Hace tiempo que no se oye hablar del factotum. El fenómeno político local que ha conseguido lo imposible: instigar a una banda de almas en pena a transfugarse y travestirse por él sin que el tuviera necesidad de cambiar de chaqueta (ni de ropa interior -que en realidad por estos lodazales ideológicos es lo mismo-), manteniénose incólume y regalándose una retirada elegante y digna como no fue su carrera política oscura.
Maestro del arte del birlibirloque, Tamariz timorato de la política. Rudo púgil fajador en la sombra, y en los recovecos hendiondos de turbias luchas intestinas que a contrapronóstico ofrecen frutos dignos de portadas de hacedores de tapujos inopinados.
Ha conseguido -siempre en vanguardia e la retaguardia- hacerse silente y discreto. Comedido y recatado cual taparrabos que no logra cubrir las vergüenzas de su banda de juramentados que se ha sacrificado por él. Y abrirse -pero controlar- sin dejar rastro.
Salvo esa voz pregrabada que embrutece el aire los lunes desde Radio Sotana, en su entrañable edición local. Levitando entre incensarios cual buda regordete y apacible. Aun de severas sentencias que jalonan inevitables las divisiones de diarios escolares de adolescentes precoces y con ideas.
En serio. ¿Donde andará el factotum?
lunes, 15 de diciembre de 2008
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