domingo, 28 de junio de 2009

Blanco

Blanco inmaculado es su color.

El color de su estrambótica indumentaria.

Cual su mente obtusa; y la cal que acicala la más rancia podredumbre de quienes ostentan cargos que deberían estar extintos, consumiéndose en hendiondas sepulturas sin nombre.

Patética fotografía en blanco eterno del más negro sínodo o contubernio que existir todavía hoy pudiera llamado Junta de Caixers Senyors.

Sonrisas forzadas que no logran en modo alguno almibarar la mas tétrica y extemporanea de las figuras que solo aquí podrían mantener pervivencia. El recuerdo perenne de desdichados tiempos pretéritos de arbitrariedad e injusticia que ellos todavía encarnan. Recogiendo, eso si, la ovación, la loa y el parabien. Cuando no la más descarnada entrega.

Blanco es el color de la ignominia. De la mancha que perdura.

Risueño es el gesto del poderoso encumbrado más allá de las coordenadas del tiempo.

El que está sentado a la derecha del padre, representa lo peor de la estirpe. La crueldad gratuita e inhumana.

El no cabalgará.

Por fortuna.

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