miércoles, 7 de enero de 2009

Indecisión en el granero

Resulta curioso el furor antifascista que de un tiempo a esta parte parece haberse adueñado de espacios caracterizados mas bien de conservadores y siempre tolerentes respecto de la desviación hacia un poco mas a la derecha. Y curioso es que este viento que habría de ser sano y purificador en el fondo atufe a cerrado y rancio.
Resulta igualmente curioso también como de un tiempo a esta parte quienes presumen de progres por el solo hecho de tener carnet o compromiso eterno con un partido que se califica arbitrariamente como de izquierdas, que ello no obstante en tiempos de campaña electoral aplaudían la valentía de Joan Triay y su partido y tenían vetada la crítica por el solo hecho partidista de que fuera lo que fuera restaba votos al PP; pues ahora reviven un furor de lucha antifascista -algunos se lo impostan por primera vez- poniendo el grito en el cielo ante cualquier parabien a Juan Triay y UPCM.
Recuerdo perfectamente las risas de pillo que tiznaban las tertulias progres de la ciudad, y las firmes reconvenciones que nacían -a modo de psssst...- incluso en conocidos prebostes de la progresía local cuando alguien se atrevía a recordar viejas historias del pasado para decalificar a Triay como político y su legitimación para sostener su discurso que se consideraba impostado.
No. En esa época no había este furor antifascista. En esa época Triay era necesario para esta presunta izquierda ventajista y acomodada.
Y es que ahora, la consigna de la izquierda oficial que se muestra patéticamente incapaz de sacrificarse -de ser resposnable- y tomar las desagradables riendas de la situación que han dejado la triste banda, es despotricar contra Triay y UPCM como coartada de dicha incpacidad. Que no es más que burdo interés espurio en aguantar sea como sea hasta el horizonte 2011. Practicando un indecente e irresponsable cuanto mejor peor.
Esta actitud de unos y de otros. Sobre todos de estos otros de los que se esperaba algo más es lamentable. Pero tampoco extraña.
Es decir, para esta presunta izquierda cuando conviene a sus espurios intereses -el tiempo ha demostrado lo espurio de su interés (gobernar por gobernar)- Juan Triay es un valiente que hay que alentar porque quita votos al PP -los votos que ellos no le saben quitar-.
Pero cuando la pelota está en su tejado, pero resulta que no es el momento, que se van a quemar, que el gobierno ahora es una patata caliente... pues todo vale; incluso -y esto va por los adalides de la coherencia (el furgonas, el amigo dle factotum, etc...)- desbarrar contra quien antes hicieron un valiente, apelando a la historia, a la lucha, etc... en lo que en definitiva ya no creen o nunca han creido.
Quien era un valiente ahora es un maldito, quien era su inopinado aliado ahora es el diablo que impide acceder al gobierno que no les apetece.
Patética papeleta la que estan haciendo sociatas y pesemeros.
Aunque ello no hace buena a la banda que ilegítimamente mancilla tras encubridora y patética fechoría.
Es curioso, si. Y hablan de coherencia. Y tienen razón: la coherencia ahora, en estos malditos tiempos, es el seguidismo, la previsibilidad, el adocenamiento, la aritmética del pensamiento.
La coherencia es votar a quien te hace un buen pedido para el mitin; a quien te paga mejor los portes con la furgona.
Es patético todo esto. tAn patético como los que por obra y gracia de un chasquido del factotum desvían su nave escorada a la derecha poniendo rumbo de nuevo al centro. Es decir, al vacío, a la nada.
Viva la coherencia.

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