sábado, 24 de enero de 2009

Espumosa agonía (el puto dique)

En mi imaginación lo veo más que zarandeado ya por el temporal. Deshaciendose como castillo de arena o como mierda dentro del mar que lo engulle.

Mañana no quedará más rastro de el que cuatro máquinas absurdas volcadas y el obsceno monton de mierda en forma de yunque que lo resguardaba. A lo que debía resguardar no se sabe que.

Y ellos los cofrades del cemento compungidos desfilaran en procesión sollozando por su criatura nonata.

Mañana no quedará ni rastro del dique erecto que ha llenado de mierda la bahía entrañable, violándola con su presencia insultante, y con ella y en pos de pronta purificación será deglutido definitivamente.
Y en la orilla, una silueta peculiar, una pelambrera lacia y rala al viento ondulante se santiguará y ofrecerá un ramito de rosas a su criatura desaparecida.

Y la gente normal disfrutará en silencio de la buena nueva.

Sueños.

Pero que ridículo era verlo desaparecer, sucumbir, ser avasallado y toreado por el mar fuiroso...
Puto dique.

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