Lo tenía todo para ser un buen alcalde del granero.
Buena persona -con apariencia sincera, además, de bonachón de cuento-, buen ciutadellenc -miembro de una saga de pretendido postín - , que lo sabe decir además con la boca llena (como toca), y un santjoaner de primera.
Buena mano con la paella -en realidad, puntero-. Resultón en las inauguraciones; con empaque en los actos protocolarios y desbordando humanidad en sus visitas a cualesquiera colectivos.
Era, tras soberanos errores anteriores -que nunca son castigados aquí en el granero- el candidato ideal del PP -la derecha genérica, sin matices, donde se arracima el conservadurismo local y se ase prieto no obstante dispersiones últimas que pueden llegar a resultar pintorescas-.
Un candidato clásico, de daguerrotipo, para pasar a la historia y llenar hueco en el salón gótico junto a las efigies solemnes de los demás prohombres.
Emulando sin duda a aquel otro gran prohombre reciente, empresarió emprendedor, honrado y de postín, bellísima persona, mejor ciutadellenc, primoroso sanjuaner -que lloró con voz agrietada en su primera convidada- y que para la posteridad regaló a su pueblo amado una descomunal estatua ecuestre rampante que cual cancerbero airado guarda la entrada hacia las el interior profundo del granero (como disuadiendo o advirtiendo a incautos) -oh, que estatua tan bonita!-.
Al fin la derecha del granero tenía con Brondo su candidato clásico. Su candidato fetén. Al fin de nuevo un pez gordo (un "peixot" que dicen aquí) para exhibir tras largos años de luchas intestinas entre clanes en los que ignotos y apurados meritorios vividores de la política se hicieron sitio desde la sombra.
Un hombre bueno y un empresario de pro para poder desempeñar con serena y sobria solvencia su papel solemne y comprometido. Reconciliándose así con la historia -ya digo que transigente en cualquier caso con la derecha, que por algo el granero es el granero incondicional de la derecha-.
Pero al final -y más allá de otras cuestiones que son dables comentar de la situación actual tan esperpéntica- ha podido más de nuevo el gran monstruo rampante retroalimentado de la burocracia interna, el aparato, el inconfesable interes, el politiqueo, la entretela electoral, la matemática electoralera; y de este modo el prohombre, -el preboste- y mira que bien poco cabe exigirle de mas a hombre de tamaño curriculum, que una sonrisa franca que llene media página, una palmadita en la espalda, un gesto protocolario, un aplauso, una campechana pero medida salidad de guión.
Manejado desde un primer momento por el factotum, esa sombra siniestra que ha marcado una época, muy poca originalidad, cierto es cabía esperar. Pero si la sobria campechanía y el empaque de un candidato derechón clásico. Que es, no se hace. Ni se le exigía ni podía exigir nada más tampoco. Pero triste resulta verlo en su situación actual. Transfugado de su partido, cambiandose de chaqueta a la desnuda intemperie de los días -sin un maldito vestuario ni una puerta falsa, ni mucho menos un discreto auto con el maletero lleno para darse el piro-; vilipendiado por doquier y a todas horas, repudiado por casi todos, descolocado, desmaquillado, ocultándose por las esquinas, buscando el apoyo a veces de la fuerza pública. He de reconocer que incluso a mi me duele.
Aunque ello explica el porque de la falta de liderazgo en la derecha del granero -no obstante ser por siempre el granero de la derecha-; y por que los prebostes y hombres buenos rehuyen el gran honor de presidir la ciudad que tanto aman.
Por eso que cuesta tanto encontrar un pez gordo que encabeze una lista.
Aunque en el fondo, si es para el objetivo de vencer, da igual. Pero para los que, resignados a la inveterada situación de vivir en un feudo de la derecha, aun acostumbrados a ser perdedores, nos causa espanto ver estas estas situaciones.
Tanto que incluso deseariamos la placidez de un reinado de un preboste con oposición académica que el imperio de las sombras frente al que tampoco -ni siquiera así, hagan lo que hagan- se puede hacer frente.
Si, a veces también me da pena Brondo. Prototipo y proyecto de alcalde del granero.
Pero todavía lo recuperarán para la historia.
lunes, 2 de febrero de 2009
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