Es posible este tipo de espectáculo. Solo aquí; en el granero.
Una simbólica vara de mando robada entregada con solemnidad y pompa por la representante de sus ilegítimos detentadores vestida para la solemen ocasión con sus mejores galas.
Ello solo es posible aquí. En el granero inopinado.
En este sentido Brondo, el presunto cabecilla ha tenido un final más digno. Escondido purgando su felonía. Y silente. ¿Donde andará este tipo?
En cualquier otra parte esta banda de apandadores habría tenido que llegar y abandonar el pleno tumultuariamente en un furgón policial fuertemente escoltados, con cuatro somatenes abriendo paso y tapando con anoraks los rostros atribuados de los asaltantes.
Rostros que aquí exhiben con sus mejores afeites sin rubor ni disimulo.
Y aun reciben rimbombantes homenajes de despedida en los que se permiten aconsejar y aleccionar antes de retirarse a presuntos merecidos descansos sin oprobio tras fechoría que el tiempo pío hará experiencia heroica; y del que algunos serán facilmente redimidos.
Es el caso señero de la postrera portavoz de la banda que se retirará a sus cuarteles de invierno; en los que remozará sus tinglados, barrerá la casa, quitará el polvo y ordenara algunos papeles; para regresará redimida, rediviva y encumbrada en la próxima convocatoria en la que le quedan bazas por jugar en sus generosas bocamangas.
Y con su chaqueta nueva bien planchada. Y sus mejores galas.
Que aun le queda mucho tiempo.
Y, encima, su tumultuaria turbulenta experiencia le aureolará de solido prestigio.
En cualquier otro sitio.... un photoshop dibujaría rejas y cancelas tras rostros demudados inmortalizados en la peor instantanea.
Aquí, garabatos serviles homenajean a la pandilla derribada.
lunes, 16 de marzo de 2009
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