martes, 17 de marzo de 2009

largarme del granero

Todavía albergo la esperanza de largarme para siempre de este granero envenenado.

Acaso no sea demasiado tarde.

Acaso aun no sea demasiado cobarde.

Y olvidar facilmente lejos tan escasas anécdotas; tan precarias historias.

Largarme a cualquier parte.

Arrastrando nostalgia de malos recuerdos.

Los únicos que tengo.

Y no es posible vivir sin ellos.

Como no es posible vivir sin nostalgia.

Marcharme a cualquier ignoto pueblo sin historia.

Sin prebostes que honrar.

Sin borrachuzos haraganes que aventan las verdades oficiales en las más turbias tabernas.

O a cualquier ciudad en cuyos pliegues zambullirme.

Ser un feliz desconocido. Un orgulloso don nadie.

Que no pararan por la calle a preguntar donde va.

Ni quien es su padre.

Ni porque ha engordado tanto.

Aun guardo la esperanza de largarme.

De este granero envenenado.

Mas bendecido.

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