jueves, 9 de julio de 2009

Aquellos tiempos de berenjenas

Con vistas al dique.

¿Que fue de aquellos tiempos?

Sin EL ya no hay entrañables festividades gastronómicas y melómanas.

(extraido del blog de la libertad)


Precisamente

La fiesta de la berenjena rellena con el añadido de un concurso de cocas de sofrito de la que EL también es maestro -al menos en la cata- junto al mar de color mierda y la obscena montaña de escombros cada día engrandecida, puede ser además de una jornada festiva -aderezada con birras frescas- para sentar posiciones respecto del gran días.
En estos fastos es donde el PP decide sus asuntos.

Pero la fiesta es para todos.

Berenjenas rellenas, cocas con sofrito y birras. No hay incienso esta vez, aunque si tufillo de gasoil y ruido de máquinas, junto al dique y la obscena montaña de escombro y el mar color mierda que impedirá el refrescante chapuzón. Esperemos.

Esto es a finales de julio. Nos vemos allí. Que estos van sobrados de material.

Vacaciones de verano

Bueno veo que la peña ha empezado sus largas vacaciones de verano.
Suponía que la media de edad de los comentaristas era baja. Lo cual a la vista de los contenidos sin duda que no cabe calificar de alentadora tal constatación fáctica. Pero bueno es que se refresquen las ideas y que preparaen bien los exámenes de septiembre -supongo que existe siempre septiembre-.

Pero yo continúo dando la tabarra. No quisiera molestar ni distorsionar demasiado, eso si. En este verano trascendental. Verano de Concreso del PP. Verano acaso de la emancipación de Sanz.

En la fiesta de la berenjena rellena-que a la vez es concurso-, y que los chavales colaborarán con encono a buen seguro, como alternativa valen también los calabacines rellenos; aunque fuera de concurso todavía, hasta que los prebostes culionarios del granero -cofradía de recias y rancias costumbres- decidan que merecen competición oficial. Queda poco para ello sin duda. Aunque nada comparable con el clasicismo e imponencia de una soberana palangana de berenjenas
Y de postre albaricoques y pavíos del huerto y cocas con ciruelas; y passtissets por supuesto.
Y birras a saco. Y algún perol de sangría -hay también ya en el granero un buen elenco de sesudos especialistas en esta materia, guardianes celosos de su receta, de su mezcla exacta-.

Cosas del granero. Aromado este años con pestazo a gasoil del dique y el obsceno montón de tierra -no estaría mal organizar una competición de motocross y hacer las paces con el gremio- de telón de fondo. Y con fin de fiesta en forma de chapuzón en el mar marrón.
Nada comparable todavía eso si con el color que tendrá cuando el puto dique, enforma de corte de mangas esté terminado, festoneado además de cadáveres malolientes de lisas, mabres i cap-plans, como genuino panorama portuario que ansían tantos.

Los resultados del congreso este año se decidirán en buena medida en la fiesta de la berenjena rellena, junto al dique, con media castaña y ruido de fondo de sentidas e intrépidas habaneras proferidas desde agrietadas gargantas que se agitan al vaiven de curtidas osamentas embutidas enpolos a rayas horizontales estilo Goliath.
Ay, ay, ay.

Asi se lo monta el granero.

gente encorbatada

En pleno mes de julio, encorbatados y ensotanados, savia nueva y renovación... vedlos salir del templo tras celebración en homenaje a su santón de rebajas -el Txema- y encaminarse en romería hacia su dique del que podrían hacerlo patrón.

Savia nueva, renovación, alegría, entre olor a incienso y chasquidos de cuero.

Media página el diario episcopal pregonaba la buena nueva de la boca del protoadalid de los diques, veterano preboste del asunto a cuya estela voraz tantos y tan cualificados se formaran.

Por lo demás insisto,no bastan dos cojones, aquí hay que ser alguien en la paella para poder aspirar a tan elevadas dignidades.

Vacaciones de verano

preparativos congresuales

Que este año, amigos, la fiesta de la berenjena rellena -idea del gran Brondo (parco en palabras que no en ideas)- promete más que nunca.

Aemás las copiosas lluvias extemporaneas -ese entrañable llanto del cielo por sus amados pinos amenazados (no me olvidé de ellos como si que han hecho ellos)- harán madurar seguras a carretadas para final de este mes esas inigualables sandías rayadas de tamaño ciclopeo; esas que crecen intrépidas en el pedazo de tierra del hortal del abuelo -revonvertido ahora en inodora mansión pomposamente nombrada-; delicioso e imprescindible colofón de este tipo de celebraciones y bacanales - son por cierto el mejor complemento para la paella dominical junto a la arena-; para gozo y solaz de los atiborrados comensales que con la boca llena y chorreando -largos y rojos regueros tremebundos sobre orondas panzas que ellas coadyuvan a engrosar- las disfrutan como crios.
Habrá que llamar a Pepe para que ayude con su furgona a portear los enormes frutos. O a los papis de los chavales con sus bugas.

Este año la fiesta de la berenjena, con vistas al dique y su telon de fondo obsceno en forma de montaña de escombros y con chapuzón en el mar del color de la mierda va a ser antológica.

Y amistosos conciliábulos tramaran y decidiran ciertos entre aromas a gasoil, picaduras de mosquitos, y agrietadas y rotas voces de intrépidos y reverdecidos cantantes profiriendo rotundas y autóctonas baladas de amor a la luz de la luna empañada por tanta electricidad. Báladas y rancheras de amor, crueles y arrebatadas en mareante letanía, pastosa melopea, sudorosa modorra; autóctonas de la Habana y de Jalisco.

Habrá que redoblar esfuerzos y reforzar los contingentes de palanganas sobre las que se adherirán firmes y sabrosas las entrañables berenjenas; con mano sabia rellenas.

Yo no me la pierdo. A la orilla del mar del color de la mierda con vistas al dique.
Alli nos vemos.

A ultima hora a buen seguro rulará algún canutillo entre las palmeras.


Al fin alguien

Que no está de vacaciones escolares.

Desconocía el dato acerca de las sandías. De sus efectos diuréticos si que era conocedor.

En todo caso si que las creo capaces de levantar el ánimo más allá de sus regueros sanguinolentos competir por el sinuoso terraplen de orondas panzas.

Tampoco faltará en esta celebración el clásico tià de albóndigas con pimientos.

Y los pavíos y albaricoques del huerto por supuesto. Y las genuinas ciruelas "de porc".

Menuda bacanal se prepara en el palmeral; con vistas al obsceno monton de escombros del dique como telon de fondo y con chapuzón nocturnos entre medudas y un mar del color de la mierda y melopea de melosas habaneras capaces de concitar a los más impertinentes mosquitos.

Aquí se fraguan las decisiones; aquí se prefabrica el futuro.

Por cierto, en algunos hortales todos los frutos son de tamaño ciclopeo.

Promotores

Gran despliegue anunciador hoy en el folleto publicitario IRIS. Que evidenteme y con RAdio Sotana, voceros oficiales, hacen de promotors del magno evento de la fiesta de la berenjena rellena; previa al congreso pepero.

El hacedor de remiendos a parte de una buena crónica regalará ese ddía 10 como suplemento una gorra y un chusco para albergar las sabrosas berenjenas.

Y definitivamente los calabacines -desbordada seguramente la producción en una añada excelente- entran también en concurso oficial.

Sin duda promete.

Espectacular hoy por cierto Torrent -seguro y eficaz coordinador de intendencia del evento- con su solemne chiste de Pregonda; en ristra de cartelitos que van camino de convertirse en seña de identidad.

Aunque yo juraría que me lo encontré la pasada semana pegándose un soberano chapuzón en la playa de sus delirios.

Había que resarcirse sin duda. Ahora tocará también un homenaje a sus amados propietarios inciviles que ya han puesto su tenderete ilegal.

El por allí seguro que tampoco paga.

El 10 de julio es la fiesta de la berenjena, en el palmeral, junto al mar color de la mierda, con vistas al dique y su obsceno monte de escombros mancillando el paisaje.

Allí nos vemos.


Hoy se veían las furgonas pasar

Y los vetustos camiones; y algún mehari sin papeles ya repleto de las orondas sandías y los ciclopeos melones -que olvido imperdonable- cual protuberancias de esculturas de botero.
Hacia el festival de mañana se encaminaban.
Y se olían, caldendo el ambiente ya achicharrante la berenjenas crepitando en hornadas incesantes por toda la ciudad. Ahiriéndose tenaces a las palanganas y que se exhibirán mañana ante los expertos catadores locales en pos del más preciado galardón.

Y en el Lidl también había más movida de la habitual. Y los barriletes de cerveza alemana de nombre impronunciable (y de indescifrable grafía) ya escaseaban, tanto como los botellones de sangría barata (para base de la mezcla del experto que le añadirá al menos cuatro mondas de limon -también del huerto-).
Y templan gaitas, y cazalleras gargantas, extasiados ante su gran oportunidad los novísimos grupos de veteranos cantantes de agrietada voz y prieta camisa a rayas horizontales para endulzar el aire ya cargado -embriagándolo más- con canciones de la tierra: ya se sabe, habaneras y rancheras de nuestro México lindo y querido andelé.

Todo en orden, todo a punto. El mar de la bahía ya del color de lamierda engalanado con rojas boyas cual guirnaldas; el montón de escombros bien nutrido y perfilado como telón de fondo fastuoso.
Y los jefes de campaña disponiéndolo todo como de costumbre; que no falte de ná. y distribuyendo sabiamente las mesas.

Todo a punto.

Todo el día se veían pasar furgonas.

Mañana nos vemos en el palmeral.

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