Su erección no ha colmado sus espectativas.
Siempre insatisfechos.
La erección de esta mierda flotante que llenará de pestilencia hendionda la bahía y de cadáveres de lisas amontonados, y que ha conformado un nuevo paisaje costero con gruas, retroexcavadoras y otros monstruos metálicos; con un montón obsceno de escombro ya integrado en él en horripilante estampa, donde debían estar aquellos implorados chalets de lujo -implorados y llorados por los pobrecitos propietarios afectados- no satisface a la hidra descomunal e insaciable que todo lo digiere. Y nunca revienta.
Nunca satisfecha su ansia de destrucción; su brutal adicción al cemento y al hormigón que no palia una dosis de paletada diaria.
Puestos a crecer. Que lo hagan muy grande -en cualquier caso la mierda de ahora es además de ridícula bien inútil-; que lo hagan tan largo que llegue hasta Mallorca. O hasta la península. Para poder largarse de esta tierra adocenada.
De empresaritos de salón, zangolotinos imberbes que viven del cuento (de hadas y principes azules pajareando en campos de gules), truhanes desaliñados, especuladores de taberna, bucaneros de agua dulce -y mira que tuvieron mar para dignificar sus fechorías-; asaltantes que del trinque, el burle, el pillar al vuelo a pobres incautos hacen sus negocios de humo vano -con aditamento obsceno de castañuelas, camisas de lunares, vestidos de faralales, banderillas y carteles de los hermanos paquirrin toreando una goyesca en Fuengirola (aquí al lado; y ellos mismos venden las entradas).Fum de furmatjades.
Trileros de tres al cuarto que se harán llamar empresarios del espectáculo. Dueños de zahurdas sexagenarias heredadas que se llamaran empresarios de hostelería.
Con chiki chiki de fondo. Donde estará mi carro y Giorgi Dann en dantescos remixes de horrisonos aullidos veraniegos.
A tomar por culo los duques de alba.
martes, 14 de abril de 2009
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